El origen de las botellas Magnum

Es fácil de deducir, pero cuando hablamos de vinos Magnum hablamos de un nombre que proviene de la palabra latina de la 2ª declinación ‘Magnus – Magnum’. Esta palabra significa ‘grande’ en la lengua de los antiguos romanos, y es que la botella de vino Magnum es, efectivamente, el doble de grande que la botella más habitual en nuestros momentos de consumo, la de 75 ml. Esta última medida, la de 75 ml se estableció en 1970 a través de un tratado internacional, como la medida estándar para comercializar vino.

La aparición de la botella de vino Magnum tiene lugar gracias a la llegada de la producción industrial de botellas de vidrio, a finales del s. XIX en Bristol, por medio de la actividad de la familia Ricketts, productores de vidrio y cristal durante décadas. Hasta ese momento, las botellas de vidrio se elaboraban a mano, pero la generación de moldes de distintos tamaños y formas para la producción en serie permitió probar con nuevos formatos. Henry Ricketts & Co., en Bristol, Inglaterra, registraba en 1821 el primer molde de botella para producción industrial. De la evolución de esos distintos moldes y de muchas pruebas, fracasos y aciertos, surgirá por primera vez, muchas décadas después, la primera

Ventajas de la botella de vino Magnum

Algo que no todo el mundo sabe es que la botella Magnum conserva mejor el vino que la botella de 75 ml. Eso es así porque la cantidad de aire dentro del recipiente es más o menos igual en ambos casos, pero en la botella Magnum, la cantidad de vino que contiene es el doble. Por ese motivo, el sabor, el aroma y todas las propiedades del vino se mantienen más tiempo en mejores condiciones.